REFLEXIONANDO SOBRE GOBIERNO ABIERTO



Pensar en Gobierno Abierto provoca que broten en mi cabeza palabras como: libertad, transparencia, rigurosidad, seriedad, gestión, eficiencia, información……….todo lo que tenga que ver con gestionar administrando correctamente los recursos. No me llevo a engaños, son palabras que con las que deseo que se gestionen los distintos gobiernos, un sueño que algún día tendrá que hacerse realidad.

Hace ya más de 30 años que la democracia entró en nuestras casas, en nuestros ayuntamientos, en nuestros organismos públicos, cargada de la ilusión de la que nos alejábamos y con el sueño de que se volvía a vivir en libertad. Esa democracia representativa era la ideal, la que todos soñaban porque veníamos de una dictadura que significaba todo lo contrario. Claro, en esos tiempos el acceso a la información era complicado, laborioso y a eso le añadimos que había otras necesidades más urgentes que conocer como gestionaban los políticos que elegíamos cada cuatro años en las urnas. Era otra época y eran otras prioridades.

Los tremendos cambios culturales, económicos y sociales favorecidos por el desarrollo de las tecnologías de la información han provocado que cada vez más la población quiera estar más informada y más comprometida.  Las tecnologías han provocado dos efectos favorecedores del Gobierno Abierto, por un lado la sobreinformación y, por otro lado, la fluidez de las comunicaciones.
Ahora, entiendo que existe un hecho determinante que finalmente ha propiciado la aparición con fuerza del Gobierno Abierto y el deseo de su rápida implantación. Dicho hecho no es otro que la aparición de la corrupción política.
La corrupción ha generado que la ciudadanía rompiera la confianza que tenía depositada en sus políticos, aquellos a los que había confiando su voto y que más tarde aparecen como ladrones en los medios de comunicación. Pues bien, este cabreo vecinal ha provocado que la ciudadanía quiera conocer lo que ocurre dentro de las instituciones públicas y quiera opinar sobre las decisiones que se tomen.

Estamos pasando de una democracia representativa a una democracia participativa, lógicamente, evolucionadas hacia los Gobiernos Abiertos simplemente, bajo mi punto de vista, porque ya no confiamos plenamente en nuestra clase política.

Con el Gobierno Abierto nos adaptamos a los nuevos tiempos tecnológicos con los que podremos dar un salto cualitativo hacía una verdadera democracia de más calidad, más transparente, colaboradora, participativa y corresponsable.

Mi idea de Gobierno Abierto es el que se basa en tres pilares básicos:

1.- Transparencia entendida como acceso a la información y rendición de cuentas de las administraciones ante la ciudadanía.

2.- Colaboración y cooperación con la ciudadanía.

3.- Participación y corresponsabilidad como derecho (y deber) de la ciudadanía a participar activamente en la toma de decisiones de políticas públicas.



Lógicamente tres pilares básicos que tienen que estar apoyados de manera importante en los desarrollos y avances tecnológicos que nos permiten nuevas formas de comunicación bidireccional, acceso libre a datos e información y más facilidades para poder tener capacidad de participar y decidir.

Hoy nos ocupa, y nos preocupa, como se gestiona “lo de todos”, y por eso queremos participar en la toma de decisiones y gestión eficiente de los recursos que generan nuestros impuestos.

¿Y si trasladamos los Gobiernos Abiertos a los centros educativos? De una forma u otra, los órganos de gobierno de los centros educativos no son todo lo abiertos que se desearía, principalmente porque el grado de compromiso de las familias no va más allá de las notas de su hijo e hija, por lo general. Es momento de impulsar en los centros educativos, y administraciones educativas, los Gobiernos Abiertos de manera decidida comprometiendo con ello a las familias en el proceso no sólo de aprendizaje de su hijo, sino de todo el proyecto de centro. Pero aún más importante es enseñar en la escuela la filosofía del Gobierno Abierto porque tenemos y debemos que educar a las futuras generaciones ahora para que en un futuro no cueste tanto trabajar en Gobiernos Abiertos. El Gobierno Abierto se debe practicar y enseñar en la escuela.



No puedo terminar esta reflexión sin realizar algún apunte sobre mi experiencia con los “portales de transparencia”. Podemos afirmar que la antesala del Gobierno Abierto pueden ser los portales de transparencia. Muchos gobiernos en comunidades autónomas, ayuntamientos y distintos organismos públicos se volvían locos para hacer sus portales de transparencia no por firme convicción sino porque era “la moda”. Lo que se llevaba era ser transparente y aparecer en las noticias como organismos con toda la información en poder de la ciudadanía. Pues bien, lo que comenzaba con mucho ímpetu al final terminaba con portales de transparencia con información desfasada y sin apenas actualizaciones de la información mostrada. Se crearon escaparates para enseñar la información que interesaba pero no se ponía toda la información a disposición del ciudadano para que el pudiera seleccionar y/o opinar. En todos estos portales de transparencia la ciudadanía no podía participar en la toma de decisiones sobre políticas concretas.

Bajo mi experiencia como docente, entiendo que el concepto de Gobierno Abierto se puede, y se debe, trabajar desde el aula. Deben ser valores que deben afincarse en el día a día del proceso de aprendizaje de nuestro alumnado como algo cotidiano y normal en nuestras vidas. Sólo así conseguiremos que las futuras generaciones crezcan con los valores del Gobierno Abierto.





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